Los otros dos tercios

La Tarde Extrema es un elemento clave de un Club Rana Bacana pero claro ¡Hay más!

Los domingos hay el Encuentro Dominical (¡no Escuela!) en el cual todos los líderes y niños alaban juntos a Dios. Esto momento se llama Todos Adorando.

Luego los niños se dividen en tres grupos (de 3 a 5 años, de 6 a 8 y de 9 a 11) para aprender la Biblia en un espacio llamado Caminando con Jesús. Y ¿cómo aprenden la Biblia? Siguiendo el Currículo Rana Bacana. Les cuento más acerca de esto pronto.

La actividad final y crucial de un Club Rana Bacana es la Reunión de Oración de los líderes. En esta reunión los líderes oran unos por otros, por las actividades de Club y por las necesidades de los niños.

Piensen un momento acerca de todo este compromiso: Corriendo en el calor extremo durante dos horas el sábado, participando en el Encuentro Dominical el domingo, la Reunión de Oración, de pronto otra noche de la semana, MÁS los preparativos para la charla del Domingo: Ser un líder infantil de un Club Rana Bacana es cosa seria. Pero, ¡nuestros líderes están seriamente comprometidos!

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¿Solo jugar?

Un elemento clave de un Club Rana Bacana es la Tarde Extrema en la cual los líderes juegan con los niños, preferiblemente juegos energéticos y llamativos. La Tarde Extrema también cuenta con un espacio para otras actividades, como experimentos científicos, haciendo y volando cometas y proyectos de arte.

Pero ¿Por qué jugar?

De pronto nunca has pensando en la importancia del juego en la vida de un niño. En el juego los niños aprenden valores, a relacionarse con otros, a disfrutar la creación, a saber medir sus capacidades físicas…y muchas cosas más.

Pero la Tarde Extrema también es el lugar perfecto en el cual construir las relaciones de las cuales dependen todas las actividades del Club.

En un lugar los líderes introducían una adición pequeña: Los niños se reúnen con sus líderes en grupos pequeños después de los juegos y cuentan sus peticiones de oración, una inovación que se volvió parte de la capacitación de los Clubes nuevos.

En otro lugar, la idea de jugar era tan novedosa que los líderes sacaron tiempo de la capacitación para jugar sin los niños. Nunca habían jugado en sus vidas.

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Club Número 1

Después del “fracaso” aparente del diplomado (aclaro que realmente fue muy exitoso en muchos sentidos, solo que no cumplió el objetivo de la formación de muchos Clubes infantiles), llegó el tiempo de buscar una forma nueva de hacer las cosas.

De la experiencia de los años anteriores se volvieron obvias dos cosas:

  1. Las relaciones son clave. Tanto la relación entre niños y sus maestros de Escuela Dominical (o sus líderes-amigos, como luego se llamaron) como entre el equipo de Rana Bacana y las iglesias. En lugar de capacitaciones con cientos de participantes, la estrategia se volvió de tener encuentros con grupos de diez a 20 líderes en los cuales se pueden construir relaciones verdaderas.
  1. Aprendiendo haciendo: Para alcanzar cambios genuinos, los líderes tenían que probar las actividades, reflexionar acerca de sus experiencias y volver a intentar.

Todo esta reflexión se unió en el primer Club Rana Bacana (llamado “Club Leche y Miel”), en Sahagún, Córdoba. Con el apoyo del pastor y su familia (amigos queridos y leales hasta el día de hoy) y del liderazgo de su denominación, el equipo trabajaba durante meses para definir los elementos que se volvieron centrales a todos los Clubes Rana Bacana: El juego, la adoración, la enseñanza bíblica y la oración, todo en el contexto de relaciones cariñosas. En otras palabras: Discipulando a niños.

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Un “Fracaso” Exitoso

En 2009 el equipo de Rana Bacana diseñó un Diplomado para iglesias acerca de cómo trabajar con niños en riesgo, incluyendo un modulo acerca de cómo organizar un Club infantil y lo enseñó en dos lugares en la Costa Atlántica.

Pareció ser un éxito maravilloso, alrededor de 700 personas se inscribieron y había mucho interés acera del evento. Solo después se dieron cuenta que se formaron solo 20 clubes infantiles como consecuencia del diplomado y casi ningún de ellos sobrevivieron más de año y medio.

Esta experiencia fue muy significativa para el desarrollo de los Clubes Rana Bacana porque mostró que la capacitación en el formato de charlas no facilitó el cambio. Había que tener otra manera de hacer las cosas, y en 2010 Simón y Leo la encontraron.

Otra consecuencia inesperada del Diplomado fue que Rana Bacana ahora tenía cientos de amigos en muchos lugares en la Costa, personas que estaban dispuestas a recibirnos y hacer propaganda para nosotros cuando llegáramos a su pueblo.

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Primera Vez en la Costa

En 2008, mientras enseñaba inglés en el Seminario en Medellín, yo fui a una misión de un mes (con Simón y Leo, entre otros) a la Costa Atlántica de Colombia.

Era la primera vez que me confrontaba con el tamaño e impacto del desplazamiento forzado. Había cientas de personas desesperadas (y acogedoras), con hambre, viviendo en ranchitos pequeños. Por primera vez, los desplazados tenían nombres e historias por contar.

En el primer lugar donde llegamos, la carpa de circo, otra vez tomó su lugar en los eventos para niños y adultos, pero de hecho, opté por no ayudar con el evento de Rana Bacana con los niños (hubiera tenido que saltar demasiado en el calor de la Costa!) más bien, encontré mi lugar tratando a niños con piojos.

El viaje me impactó muchísimo y sembró la semilla para que siguiera colaborando con la Fundación Vive y los Clubes Rana Bacana que en este momento ni existían.

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¡Gracias!

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Mientras tanto

Mientras todo esto ocurría en Colombia, yo me estaba dando cuenta que no me gustaba trabajar en la universidad tanto como lo esperaba, y estaba experimentando una sensación rara de impaciencia que a veces viene antes de un cambio radical.

Como muchos saben, yo nací en Perú y viví allá hasta mis siete años, pero nunca había regresado a Latino América como adulta.

Un día fui a ver una película acerca de un viaje por Latino América y empecé a sentir muchas ganas de regresar y un año después, estaba en un avión hacia Colombia para visitar unos amigos.

Durante las tres semanas de paseo me preguntaron si consideraba enseñar inglés en el Seminario Bíblico de Colombia, y conocí a Simón. También me impactó mucho la belleza natural del país (aquí está la primera foto que tomé en Colombia) y la amabilidad de la gente.

Año y medio después, empecé a enseñar en el Seminario (Leo era uno de mis primeros estudiantes) y seis meses más tarde, visité la Costa Atlántica por primera vez, participando en una misión de corto plazo con Simón.

Pero si me hubieran dicho que iba a trabajar con Rana Bacana no lo hubiera creído.

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